Pasa que nuestro cerebro es un adicto. No sólo a la sensación de sentirse amado sino también a es@ (maldit@, desgraciad@ hij@ de #$&%) persona que nos acaba de botar. El cerebro segrega sustancias que hacen que se desencadene un sistema de recompensas como cuando iniciaba la relación (y todo era miel sobre hojuelas) sólo que ahora este sistema juega en nuestra contra. Y no contento con eso, nuestro bastardo cerebro hace que nos aferremos provocando que le llamemos a las 3 de la mañana o le mandemos recados con cuanta persona le conozca o incluso los acosemos más que al principio de todo.
También se segregan sustancias que se dan en situaciones de estrés, haciendo que nos "duela" la ruptura, nuestro ritmo cardiaco se altere, nos duela el estómago y nos enfermemos... Es oficial, ¡¡¡tenemos el síndrome del corazón roto!!! ¡¿Qué más te debo, oh Señor?!.
Pero ánimo que no todo está perdido y nuestro cerebro recuerda que es nuestro amigo, mandando señales de alerta cuano estos síntomas aparecen, haciendo que nos enfoquemos en otras actividades o cuestiones que, siendo sinceros, son más relevantes. Sólo debemos ayudarle y coopelal (o cuello) con recordar porque realmente esa relación no funcionó. Seguro es@ tenía defectos que te hacían repelar y hábitos que por más desgaste que tuviste, no pudiste cambiar. Todos esos momentos pondrán nuestros pies en la tierra y ayudarán a que sanemos más pronto.
Aquí el artículo completo: http://throb.gizmodo.com/heres-what-breaking-up-does-to-your-brain-1717776450
Aru More K